En el templo de San Francisco de esta ciudad, se venera al beato Sebastián de Aparicio.
... nació en el año 1502, en el lugar de Gudina, del obispado de Orense, en el reino de Galicia. Sus padres fueron Juan de Aparicio y Teresa del Prado, ambos de pobre y humilde linaje, pero muy piadosos y devotos; los cuales criaron cristianamente a Sebastián, que era el tercero de sus hijos...
... teniendo sólo doce años de edad, fue acometido de un mal contagioso... y a fin de que no inficionase á los demás, fue llevado al campo á una barraca ó choza medio arruinada, donde le dejaron solo. Estaba aquí Sebastián noche y día, sin más compañía que la de su dolorosa enfermedad, esperando que la muerte viniese á poner fin á sus males... No habiendo un día cerrado bien la puerta á causa de su mucha debilidad, entró en la cabaña un lobo, el cual, aferrando con sus dientes un tumor que tenía el niño en la cabeza, y era la causa de todo su mal, le abrió blandamente, chupó toda la podre maligna que de él salía y, limpió con su lengua la parte ofendida, con lo que le dejó perfectamente sano. Este prodigioso suceso llenó de contento á los padres de Sebastián, los cuales no cesaban de bendecir y alabar á Dios, y de darle las debidas gracias por esta milagrosa salud que había concedido á su hijo.
La Leyenda de Oro, vidas de todos los santos que venera la iglesia, cuarta edición, tomo primero, Barcelona, Sociedad Editorial La Maravilla, M DCCC LXV, p. 386.