Y surgió una discusión sobre el lugar en donde debía ser enterrado el santo cuerpo. Como fuera imposible llegar a un acuerdo, para conocer la voluntad de Dios lo colocaron encima de una mula con los ojos vendados, la que sin titubeos se dirigió a la ermita de S. Nicolás, en donde el Santo solía orar cuando niño. Y llegada allí dió tres vueltas alrededor del pequeño santuario y cayó muerta. Ella fué la señal del cielo de que allí debían ser inhumados los restos del santo.
Sobre esta tumba se levantó un gran templo y un gran convento de la Merced, que muy pronto se hizo célebre en toda Cataluña, y después en toda España, llegando a ser uno de los santuarios más visitados en aquella región por millares de peregrinos.
Muchos milagros se verifican cada día por intercesión de este santo. Sólo así se explican las enormes salas de exvotos en su santuario, testimonio de agradecimiento por parte de los beneficiados por su intercesión.
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Desde 1657 el nombre de S. Ramón figura en el Martirologio Romano por la autoridad del Papa Alejandro VII.
Suele pintársele vestido con el blanco hábito Mercedario y el capelo rojo cardenalicio en alguna parte del cuadro. En la mano derecha aparece con un ostensorio, en memoria del milagroso Viático que recibió de manos del mismo Cristo poco antes de su muerte, y en la izquierda con una palma rodeada de tres coronas, símbolos de las tres glorias de que goza en el cielo como mártir. confesor y virgen.
Despertador Mercedario. Manual de Devociones, dedicado especialmente a los Terciarios, Cofrades y Devotos de Nuestra Señora de la Merced, Segunda Edición, México, 1942, pp. 458-459.
