Instituida y fundada la nueva y real religion de Nuestra Señora de la Merced, Redencion de cautivos, admiró á todos su maravilloso instituto y más cuando tan á sus principios y dentro breves años experimentaron el copioso fruto de su caridad: que visto por el inclito rey don Jaime, y por el amor grande que tenia á la religion, deseando fuese por la santa sede apostólica confirmada, resolvió enviar á san Raimundo de Peñafort (su confesor y de san Pedro Nolasco) á la ciudad de Perusa, donde habitaba la santidad del papa Gregorio IX, que gobernaba entónces la católica Iglesia, para alcanzar la confirmación. Admitió gustoso san Raimundo de Peñafort la comision, como quien sabia cuán agradable era á Dios y á María santísima; y tomadas las instrucciones y poderes del rey se encaminó para el romano pontífice, que llegado y postrado á sus piés, haciéndole primero relacion de la admirable aparicion y descencion de María santisima, le presentó la súplica del rey, en que pedia la confirmacion de la nueva religion; la cual liberal y benignamente concedió la santidad de Gregorio IX, despues de pasados doce años de la fundacion de la dicha real religion de Nuestra Señora de la Merced, Redencion de cautivos, á la cual decoró tambien el dicho pontifice con muchas gracias y plenarias indulgencias, á quien han imitado casi todos sus sucesores, enriqueciendo con muchos privilegios y gracias á tan realzado instituto de caridad. Y para que del beneficio de tan realzado instituto se den á Dios y á la Reina de los ángeles las debidas gracias, la santidad del papa Paulo V instituyo la fiesta de la Descensión ó Aparicion de la siempre inmaculada virgen María, para que se celebrase en toda la religion, en la dominica más cercana á las calendas de agosto, como don dado del cielo; y la santidad del papa Inocencio X aumentó el culto de la festividad, concediendo para el rezo oracion y lecciones propias en el segundo nocturno, extendiendo su rezo en todos los reinos, dominios y provincias sujetos al católico rey de las Españas Carlos II, y despues la santidad de Inocencio XII á toda la Iglesia católica, mandando que en adelante se ponga en el calendario romano el elogio de la Descension de María santísima para la fundacion del real órden de nuestra Señora de la Merced, Redencion de cautivos, y se celebrase á los 24 de setiembre, realzando con esto el culto de tan gran festividad: debiéndose todo al amparo y patrocinio de la Reina de los ángeles, María santisima; pues ya desde los principios de su sagrada religion quiso que en ella floreciesen varones en caridad y piedad insignes, que no solo se empleasen en distribuir las limosnas recogidas de los fieles en el rescate de los cautivos, sino que tambien, deseosos de ganar almas para Dios, liberalmente se entregasen para dar libertad á los que pueden peligrar en la fe, como muchos lo han hecho, quedando esclavos por dar libertad al esclavo.
La Leyenda de Oro. Vidas de todos los santos que venera la iglesia. Cuarta edición, tomo tercero, Barcelona, Sociedad Editorial La Maravilla, Paris, MDCCC LXVI, p. 115-116..