El Santo Niño Cieguecito 1/2.


Corría el 10 de agosto de 1774, allá en Valladolid, hoy Morelia, Michoacán. En el convento de la Merced estaban recientes los festejos del Mártir San Lázaro. El jubileo había sido memorable. No había lugar para otra cosa que no fuera el éxtasis cristiano...

Uno de nuestros personajes, "un hombre falto de fe y lleno de odio antirreligioso", apareció entre las sombras. Sin nombre propio, dueño apenas de un olvidado alias, el torvo se introdujo en el convento de La Merced y a su paso se dio al hurto y la profanación... En declaración posterior -"cuya acta se guarda en el archivo del convento de las Madres Capuchinas de Puebla"-, el impío dijo que arrancó la imagen del Niño Dios de los brazos de la Santísima Virgen María. Y con él en las manos salió corriendo y se perdió de la vista del mercedario.

Profano, apóstata, demente, al salir de la ciudad le arrancó a la imagen las manos y los pies. Y ocurrió que el Niño Dios empezó a llorar -"tiernamente" se cuenta.

"Cuando iba rumbo al cerro, arrebató el agudo punzón (que servía para sustentar al Niño en los brazos de la Virgen) y con él, arrancó con atrocidad inaudita los ojos de la imagen del Santo Niño y le dio treinta y tres puñaladas".

Orgullosamente poblano. Fundación Cultural del Pri. Puebla. Textos: Alejandro Meneses, Mario Alberto Mejía, Alejandro C. Manjarrez, Primera edición, 1995, pp. 77-78.